domingo, 2 de febrero de 2014

El señor de la guerra La guerra edulcorada

Nicolas Cage de compras
Nicolas Cage de compras

Título original: Lord of war; Año: 2005; Director: Andrew Niccol; Nota: 6.

Sinopsis: Las aventuras de un traficante de armas, Yuri Orlov, entre la vida familiar en Nueva York y sus negocios en países en guerra civil.

Crítica: Alterna el propósito de informarnos de una realidad poco conocida como lo es el trafico de armas, y el intento de atraparnos con la historia de un traficante.
Lamentablemente aunque tenga varias frases e imágenes originales, creo que algunas partes son un poco flojas como por ejemplo el enfrentamiento con el agente de la Interpol o la historia de amor. Además es muy complaciente con traficantes y dictadores. En 122 minutos de película de una persona que se hace llamar el señor de la guerra, no se ve el horror de la guerra, no se ve la muerte, la sangre y la violencia. Todo muy limpio. Pero por lo menos es entretenida.

Rupturas:

Nicolas Cage intentando impresionarnos
Nicolas Cage intentando impresionarnos
Número: 1
Minuto: 1
Durada: 18 segundos
Método: El personaje habla al espectador
Intensidad: 4

Yuri Orlov, justo al inicio, mientras juntos vemos lo que queda de un pueblo en ruinas, se gira y nos da una estadística sobre las armas.



Nicolas Cage y una alfombra de casquillos
Nicolas Cage y una alfombra de casquillos
Número: 2
Minuto: 115
Durada: 13 segundos
Método: El personaje habla al espectador
Intensidad: 3

Yuri Orlov, justo al final, sigue hablando desde el mismo sitio de la primera ruptura. Al final se gira y se va. Entendemos que toda la película, con la ayuda de la voz en off, ha sido un flashback en el que el personaje nos ha contado su vida.

He descrito estas rupturas como "el personaje habla al espectador". Es implícito el hecho de que también mira al espectador. El solo hecho de hablar al espectador, sin mirarlo, no lo juzgaré como una  ruptura ya que la voz en off no nos despierta de la suspensión de la realidad. Es una convención tan usada y aceptada que ha perdido (si alguna vez lo ha tenido) cualquier propósito de romper la cuarta pared.

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